Promocionar desde adentro ¿estás acompañando o solo ascendiendo?
Ascender a alguien del equipo suele vivirse como una buena noticia. Reconocemos su esfuerzo, premiamos la lealtad, damos un mensaje de crecimiento interno. Todo bien, pero ¿qué pasa después del anuncio?
En muchas empresas medianas, el camino suele ser así:
✅ Se identifica a alguien que hace muy bien su trabajo
✅ Se le ofrece una promoción
❌ Y se espera que —por arte de magia— sepa liderar
No es malicia. Es ingenuidad.
Se asume que quien fue un crack como team member, podrá ser igual de bueno liderando personas. Pero liderar no es saber más. No es tener respuestas. No es ser mentor.
Liderar es acompañar. Es saber coachear, guiar, empoderar.
Y eso no se aprende solo porque alguien te cambió el título.
La raíz del problema está en la estructura (o en su ausencia).
El ascenso es una celebración que puede terminar con sabor amargo:
Mandos medios inseguros, sobrepasados o desmotivados
Equipos confundidos y sin rumbo
Resultados irregulares que impactan en el negocio
Y hay algo más que muchas veces no se dice: los dueños o directores no siempre saben liderar líderes. Tampoco quieren asumir la responsabilidad de formarlos. Creen que, por venir de adentro, el nuevo líder ya “sabe cómo funciona todo” Pero ser parte de un equipo no es lo mismo que saber conducirlo.
¿Qué significa acompañar una promoción interna con criterio?
Implica tener en cuenta tres pilares esenciales:
Formación: Que la persona tenga herramientas reales: liderazgo, comunicación, gestión de equipos, manejo de conflictos, toma de decisiones.
Autonomía progresiva: No es soltar ni controlar. Es habilitar espacios para aprender con apoyo, sin supervisión asfixiante ni abandono total.
Condiciones justas: Ascender sin ajustar el sueldo es sembrar resentimiento. El reconocimiento económico debe estar alineado con la responsabilidad.
¿Tenés a alguien en la mira para promover? ¿Ya lo hiciste y no está funcionando como esperabas? Trabajo con líderes que quieren hacer de sus promociones internas un motor de crecimiento, no un disparador de problemas.
Te ayudo a diseñar planes de carrera sostenibles, con estructura, criterio y propósito. Porque cuando tus líderes crecen de verdad, tu empresa florece en serio.
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Nos leemos pronto, Mavi.
Soltar el control empieza por soltar la autoexigencia
Delegar no es solo un asunto de organización. Es una decisión emocional.
Cambiar no alcanza. Lo importante es cómo te sostenés en el cambio.
Cambiar no es solo una decisión. Es un proceso.
¿Por qué nos cuesta tanto poner límites sin sentir que estamos fallando?
Hace unas semanas, una líder de proyecto me dijo algo que me quedó resonando: